El Blog de Jose

Category: Filosofía

Cómo hablar sobre la moral

El primer paso para hablar sobre el bien y el mal es entender la diferencia entre las oraciones descriptivas y las oraciones normativas. Como lo dice el nombre, las oraciones descriptivas describen cómo son las cosas. Por ejemplo, si digo “cada año hay medio millón de asesinatos” o “la mesa es marrón” estoy describiendo aspectos de la realidad y por lo tanto hablando descriptivamente.

Las oraciones normativas no dicen algo sobre cómo son las cosas, sino sobre cómo deberían ser. Si digo “no debería haber asesinatos” o “todas las mesas deberían ser marrones”, no estoy describiendo algo sobre el mundo, sino diciendo cómo creo que debería ser.

Las oraciones descriptivas pueden ser falsas o ciertas, porque por ejemplo puedo comprobar, por medio de observaciones o estudios, si en verdad hubo medio millón de asesinatos en un año o si una mesa es marrón. Las oraciones normativas, por otro lado, no pueden ser ciertas o falsas, porque no afirman que algo es cierto. No puedo demostrar que todas las mesas deberían ser marrones o que no debería haber asesinatos.

La mayoría del tiempo hablamos y escribimos usando oraciones descriptivas. Por ejemplo, en este post solo las oraciones que están en cursiva son normativas, y el resto son descriptivas porque afirman algo sobre la realidad.

En muchos casos, podemos (y nos conviene) convertir las oraciones normativas en oraciones descriptivas, lo cual nos permite entenderlas mejor y discutir sobre ellas, porque las oraciones descriptivas son más claras que las oraciones normativas. Por ejemplo, si digo “todas las mesas deberían ser marrones”, puede que me refiera a que “me gustan las mesas marrones, así que quiero que todas las mesas sean marrones”, lo cual es una oración descriptiva. O tal vez me refiero a que “para que el color de las mesas encaje con el de las sillas marrones, las mesas tendrían que ser marrones”.

De la misma manera, puedo convertir “no debería haber asesinatos” en “los asesinatos causan sufrimiento y no queremos que haya sufrimiento, así que no queremos que haya asesinatos”. La ventaja de esta conversión es que me permite entender mejor por qué sigo un principio, y determinar si estoy satisfecho con tener ese principio. Además, me permite comprobar si es que en verdad creo en las premisas en las cuales está basada una oración normativa. En este caso, las premisas son “los asesinatos causan sufrimiento” y “no queremos que haya sufrimiento”, y como creo que ambas premisas son ciertas, tiene sentido creer en la oración “no debería haber asesinatos” o “no queremos que haya asesinatos”.

Yo creo que todas las oraciones normativas pueden ser convertidas en oraciones descriptivas que incluyan un deseo, como en el ejemplo

“todas las mesas deberían ser marrones” = “me gustan las mesas marrones” + “quiero que todas las mesas sean marrones”

Sobre todo al hablar sobre temas morales ayuda convertir las oraciones normativas en oraciones descriptivas. Hacer eso nos obliga a explicarnos, y hace que no sea suficiente decir “eso debería ser así” o “eso está bien”, sino que tengamos que explicar bajo qué condiciones algo nos conviene o no nos conviene. Por eso, entender la diferencia entre normativo y descriptivo nos ayuda a hablar más efectivamente sobre la moral.

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