Según Pierre Bourdieu hay cuatro tipos de capital: el económico, el social, el cultural y el simbólico. Normalmente cuando hablamos de capital nos referimos al capital económico, que consiste del dinero que tienes y todas las cosas que puedes convertir en dinero fácilmente, como casas, carros o joyas. El tiempo también cuenta como capital económico, porque lo puedes convertir en dinero si trabajas. (Para ver un video sobre este tema, puedes hacer click aquí.
El capital social se basa en los recursos que tienes por pertenecer a diferentes grupos, y depende de la cantidad de conexiones que tienes y del capital que esas personas tienen. Si eres el mejor amigo de Bill Gates, tienes más capital social que si eres amigo de 40 Joses.
El capital cultural se divide en tres tipos, que son el incorporado, el objetivado y el institucionalizado. El incorporado es el que tienes en tu cuerpo, o sea todo el conocimiento y las habilidades por un lado, y por el otro, la inteligencia emocional y los valores que tienes. El capital cultural objetivado consiste en los objetos con valor cultural que tienes, como libros, instrumentos de música u obras de arte, y para aprovechar esos objetos, necesitas capital incorporado, porque no te sirve de nada tener una biblioteca y una guitarra si no sabes leer ni tocar la guitarra.
El tercer tipo de capital cultural es el institucionalizado, y como dice el nombre lo recibes de instituciones, a través de diplomas de colegios y universidades. Los diplomas en teoría reflejan lo que aprendiste, o sea el capital incorporado que tienes. Un ejemplo de personas con bastante capital cultural son los académicos, porque tienen muchos conocimientos, libros, y diplomas.
Por último, el capital simbólico es el prestigio que tienes en la sociedad, o sea el reconocimiento, la fama y la confianza que tienes de otras personas. Normalmente mientras más capital económico, social y cultural tienes, más capital simbólico recibes. Por ejemplo, los millonarios, los académicos y los amigos de Bill Gates en principio tienen bastante capital simbólico. Para ganar capital simbólico directamente también puedes usar tu capital cultural o económico, por ejemplo abriendo una biblioteca con tu nombre o donando plata a una caridad.
Los padres le pasan capital cultural y económico a sus hijos a través de la herencia, de la crianza, de objetos culturales, y al encargarse de sus estudios. Esto ayuda un poco a entender mejor la desigualdad social, que no solo depende de cuánta plata tienes. Alguien que desde pequeño tuvo apoyo en casa, suficiente tiempo para aprender lo que le interesaba y para armar conexiones, y que puede ir a la universidad y no preocuparse por trabajar hasta los 25, tiene muchas más posibilidades de conseguir capital en el futuro que alguien que siempre tuvo estrés en casa y que tuvo que trabajar apenas salió del colegio. No importa si ambos tienen igual de plata a los 25, porque el primero tiene mucho más capital cultural y social que puede usar por el resto de su vida.
Toda la idea de invertir en ti mismo es justamente convertir capital económico en otros tipos de capital: el ejemplo más común de esto es si después del colegio inviertes dinero y tiempo para ir a la universidad por unos años. En ese tiempo ganas conocimiento, recibes un diploma y haces amigos. Y recién una vez que has acumulado capital social y cultural te concentras en ganar capital económico.