Los juegos, en el modelo de análisis transaccional de Eric Berne, son patrones de comportamiento o comunicación con un motivo escondido. Lo que diferencia a los juegos de otros tipos de comunicación, como los pasatiempos o la intimidad, es que cuando participamos en un juego no somos honestos con lo que esperamos de una interacción. Todos hemos participado alguna vez en algún juego, y aprender a reconocerlos nos permite decidir si queremos seguir participando en ellos.
En este post voy a presentar el juego “Por qué no haces? – Sí, pero…”, que es uno de los juegos más comunes. Una interacción de este juego se ve algo así:
Josesito: Estoy aburrido.
Miguel: Por qué no lees un libro?
Josesito: Sí, pero no me puedo concentrar.
Miguel: Por qué no sales a pasear?
Josesito: Sí, pero estoy cansado.
Miguel: Por qué no ves una serie?
Josesito: Sí, pero no tengo ganas.
Miguel: Puucha
A primera vista, Josesito está buscando una solución a su problema de aburrimiento, y Miguel está intentando brindar esa solución. Sin embargo, cuando se está jugando el juego, Josesito tiene un motivo escondido: que Miguel valide su impotencia y admita que su problema no tiene solución. Sin importar lo que Miguel proponga, Josesito va a encontrar una razón por la que la solución no funciona, hasta que Miguel se rinda y admita que no hay una solución.
A primera vista la interacción es de Adulto a Adulto, pero hay una interacción escondida entre el Niño (Josesito) y el Padre (Miguel) (para aprender sobre el modelo de Padre, Adulto y Niño, puedes leer este post o ver este video). El motivo escondido del Niño, que rechaza todas las recomendaciones, es demostrar que su problema no tiene solución, o que el Padre no es capaz de resolverlo. Una vez que Miguel se rinde, Josesito está satisfecho porque ha sido validado en su impotencia, y Miguel termina sintiéndose mal por no haber logrado resolver el problema.
Una forma de romper con este juego es reconocer lo que está sucediendo, y dejar de proponer soluciones si la otra persona está rechazando todas las propuestas. Evitar participar podría verse así:
Josesito: Estoy aburrido.
Miguel: No está mal estar aburrido a veces.
Josesito: 😮
Aunque este juego es casi inofensivo, en general intento no participar en él, porque no cumple un propósito. Además, después de jugarlo tengo un mal sabor en la boca, porque no hay honestidad sobre lo que se quiere de la interacción. Por eso trato de identificarlo y evitarlo. Así que la próxima vez que estés proponiendo soluciones a algún problema, y la otra persona esté encontrando excusas por las cuales ninguna solución funciona, podrías preguntarte si el problema son las soluciones, o si están jugando un clásico “Por qué no haces? Sí, pero…”.