Es difícil definir la época en la que nos encontramos. Mirando al pasado, muchas características de la sociedad se vuelven obvias, y nos parece más fácil crear categorías en las cuales entran esas características. En todo caso, desde los años 80 hay fenómenos sociales que no encajan en la Modernidad, y para describir esos fenómenos, se puede usar el término “Post-modernidad”.

Para entender lo que es la Posmodernidad es necesario entender las características de la Modernidad, y para entender las características de la Modernidad es necesario saber cómo era la Premodernidad. Como no puedo capturar todos los aspectos de estas épocas en un post corto, voy a presentar la teoría de la Premodernidad, la Modernidad y la Posmodernidad de Zygmunt Bauman, un sociólogo polaco que define las diferentes épocas según el uso de categorías de las personas.

La Premodernidad es la época antes de la industrialización, donde no habían estados poderosos, ni compañías grandes, ni un mercado global. En ese tiempo, la mayoría de la población sobrevivía plantando y cosechando productos, y no había mucha especialización de trabajo. La relación entre las personas y los gobernantes no era voluntaria, y los agricultores tenían que pagar impuestos e ir a la guerra por sus reyes. Según Bauman, en la Premodernidad no había la expectativa de que todo esté bien definido y categorizado. Las personas no sabían por qué tenían que ir a la guerra y pagar impuestos, y explicaciones como “porque así lo quiere dios” bastaban para legitimizar el poder de los gobernantes.

En la Modernidad, que se podría argumentar que comenzó en el siglo 17 o 18, junto con la ciencia y las democracias, surgió la expectativa de que todo esté categorizado y explicado. Dejó de bastar que los gobernantes digan que la gente debe ir a la guerra, y se volvió necesario que convencer a las personas de que los enemigos, claramente definidos por su nacionalidad o etnicidad, merecían ser aniquilados. En la Modernidad, las personas se comenzaron a especializar en diferentes campos, y se crearon categorías claras de clase, oficio y religión. Mientras que en la Premodernidad habían pocas categorías y no se tenía mucho contacto con personas diferentes, en la Modernidad todos son metidos en las nuevas categorías, y las personas que no encajan en ellas son discriminadas, excluidas o atacadas.

Los estados nacionales se convierten en las autoridades más fuertes y determinan lo que las personas piensan y hacen. Surgen compañías de telecomunicaciones y de noticias que tienen credibilidad y separan claramente la verdad de la mentira. Cuando los estados quieren hacer algo, tienen que justificarse ante las personas y usar la ciencia para argumentar que tienen razón en perseguir las metas que persiguen. Todo siguió así hasta la segunda guerra mundial.

Según Bauman, el Holocausto representa todo lo que puede salir mal si se sigue el modelo de la Modernidad estrictamente, en el cual las personas confían plenamente en el estado. Los nazis llevaron al extremo la idea de tener categorías fijas y exterminar todo lo que no encaje en ellas. Normalmente esto es visto como una anomalía en la historia, pero según Bauman, esa discriminación extrema es un fenómeno que encaja perfectamente en el sistema rígido de la Modernidad.

Tras la segunda guerra mundial, tras haber visto las atrocidades que puede producir el modelo de la Modernidad, se expande la duda sobre las categorías fijas, y el deseo de individualización va creciendo en las mentes de las personas. Al entrar a los años 70s y 80s, y a más tardar con la caída de la Unión Soviética en 1991, los estados grandes dejan de representar la mayor fuerza en la sociedad. El mercado toma su lugar, y desde entonces se mantiene como la principal fuerza que dicta el cambio social.

La razón por la que el mercado puede asumir el rol de poder que tenían los estados es que apela a la individualidad de las personas. El cliente siempre tiene la razón, así que los deseos de las personas son cumplidos por las compañías, que a cambio reciben dinero. Los estados ya no determinan lo que se produce, sino que se limitan a regular el mercado, para asegurar de que funcione sin problemas. El estado no solo pierde el protagonismo en la economía, sino en todos los aspectos de la vida. Las personas ya no siguen ciegamente lo que el estado quiere que hagan, sino que deciden por sí mismos lo que quieren hacer.

En la Posmodernidad las personas se dan cuenta de que las categorías creadas en la Modernidad no les bastan para describir el mundo, así que crean nuevas categorías, cada vez más detalladas. Esto se puede ver en muchos aspectos de sociedad: la gente deja de creer todo lo que dice la Iglesia, y vive su religión individualmente; se crean géneros más allá de hombre y mujer para describir los roles que las personas toman en la sociedad; las barreras entre los géneros musicales se vuelven borrosas;

Abandonar las categorías de la Modernidad tiene el beneficio de poder describir al mundo más detalladamente, y de ser menos excluyente con las personas que no encajan en las categorías antiguas. Eso no significa que no hayan aspectos negativos, como la desinformación y los sentimientos de isolación por la pérdida de la identificación con las insituciones tradicionales, como la Iglesia. Bauman no habla sobre si es bueno o malo que entremos en la Posmodernidad, sino que solo describe lo que la caracteriza: el abandono de las categorías fijas de la Modernidad y el aumento de la individualización, que aumenta el poder del mercado y reduce el poder de las instituciones tradicionales.

Como con la mayoría de teorías sociológicas, Bauman ayuda a entender un aspecto de la realidad social actual, y entender su teoría nos puede ayudar a entender cómo se refleja esa realidad social en nosotros. Qué tan fijas son las categorías que usamos? Nos conviene mantenerlas, expandirlas o abandonarlas?