La cafeína es la droga psicoactiva más consumida del mundo. Sirve como estimulante del sistema nervioso central, bloqueando los receptores de adenosina, que es una de las hormonas que nos hacen sentir cansancio. Es consumida sobre todo a través de café y té, de bebidas energéticas y de pastillas. No está prohibida ni regulada en ningún país, y solo 20% de la población mundial no consume cafeína diariamente.
La primera vez que tomé un café, tenía 19 años. Fue un expreso en un Café en Paris, tras haber viajado 8 horas en bus y estar agotado. No disfruté el expreso, pero sus efectos me mantuvieron alerta y empilado el resto del día. La cafeína es la única droga que he consumido, porque me parece que los beneficios, de los cuales voy a escribir ahora, superan a los riesgos.
Lo bueno de tomar cafeína es que el efecto es directo y simple: me siento más despierto. Media hora después de cosnumir cafeína, me es más fácil concentrarme y ejercer esfuerzo físico, y mi humor automáticamente mejora. Además, la cafeína no es adictiva, pero sí barata y fácil de conseguir.
La lista de peligros es igual de corta que la de los beneficios. El primer peligro son los efectos secundarios, que varían de persona en persona, y dependen de la cantidad de cafeína. Los principales son ansiedad, dolor de cabeza y no poder dormir, sobre todo si se toma cafeína pocas horas antes de intentarlo. Viendo el lado positivo, siempre puedes adaptar la cantidad de cafeína que consumes para minimizar los efectos.
Como en otras drogas, el efecto de la cafeína disminuye con el tiempo si es consumida regularmente. Después de unos días de tomar café, una taza reduce menos el cansancio que al principio, porque nuestro cuerpo produce más adenosina para compensar por los receptores bloqueados por la cafeína. Por esa misma razón, una vez que dejamos de tomar cafeína después de haberla usado bastante, puede que tengamos dolores de cabeza, fatiga, irritabilidad y ansiedad por algunos días, hasta que nuestro cuerpo vuelva a regular la cantidad de adenosina que produce.
Ahora voy a contarte sobre cómo uso la cafeína para maximizar los beneficios y mitigar los riesgos. No me gusta el café, así que tomo pastillas con 100 mg de cafeína (más o menos la misma cantidad que en una taza de café) cada vez que quiero tener un día productivo. Cada vez que tomo una pastilla lo apunto, para evitar consumir cafeína muchos días seguidos y generar tolerancia. En general, no tomo cafeína más de tres veces por semana.
Usando este método, mantengo un efecto grande cada vez que tomo cafeína, así que cuando tengo que terminar un trabajo o simplemente quiero poder concentrarme en un problema por varias horas, puedo. Además, como no genero una tolerancia, tampoco tengo que lidiar con los síntomas de abstención de cafeína. Y para no tener problemas con dormir, solo tomo cafeína antes del mediodía.
En The Dark Fields (el libro en el que la película Limitless está basada, lo recomiendo), hay una pastilla fictiva que hace que las personas sean extremadamente inteligentes y motivados por algunas horas. Fue leyendo este libro y sobre la cafeína que decidí comprar las pastillas el año pasado, y desde entonces siempre he visto a la cafeína como una herramienta que me ayuda a completar tareas que quiero completar.
Estoy seguro de que alguna parte del efecto que la cafeína tiene en mí es por el efecto placebo, porque estoy convencido de que tomar esa pastilla va a hacer que esté motivadísimo, pero lo bueno es que saber eso no disminuye el efecto. Hay algo que me encanta sobre el acto de tomar una pastilla sabiendo que me va a hacer sentir más despierto y motivado. Cada vez que tomo una pastilla, para citar la película, “sé lo que tengo que hacer y cómo hacerlo”.
Si puedo dar un consejo sobre la cafeína, es que la consumas conscientemente, para maximizar los efectos positivos en los momentos en que quieras, y disminuir los efectos negativos.
A la cafeína le doy
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